Adicción a los videojuegos y Covid-19: ¿Qué relación hay entre ellos?

La adicción a los videojuegos se ha incluido en las patologías que necesitan más estudios y conocimiento. Específicamente, se encuentra bajo la etiqueta “Trastorno de los juegos de Internet”, que incluye la adicción tanto al juego online como en la vida real.

El uso excesivo de videojuegos es un fenómeno muy común, sobre todo en adolescentes. Algunos jugadores excesivos también muestran síntomas que abren la posibilidad de diagnosticar una adicción. Pero, ¿qué impacto pudo haber tenido el aislamiento social y el estrés producido por la pandemia de Covid-19 en esta forma de comportamiento?

Impacto de la pandemia en la adicción a los videojuegos: algunas cifras

La pandemia de coronavirus (COVID-19) ha trastocado totalmente los hábitos de las personas y sus formas de vida. La obligación de quedarse en casa, la suspensión del trabajo y la separación de familiares y amigos han provocado un aumento del entretenimiento, la comunicación y el trabajo en formato digital.

Entre estas formas, en particular, los juegos en línea también registraron un aumento significativo. Recientes estudio han registrado un aumento del 75% en los juegos en línea que surgieron junto con las primeras directivas de la cuarentena.

En España se describió un aumento del 70% en el tráfico de Internet atribuible al juego “Fortnite”. Consideraciones similares se derivan del análisis de nuevos suscriptores de las distintas plataformas existentes dedicadas al tema de los “videojuegos”.

¿Qué tan peligroso puede volverse el aumento de los juegos de forma aislada?

Los juegos en línea no deben ser demonizados, iniciativas como #PlayApartTogether (que promueven los juegos para la socialización y la reducción del estrés) han obtenido resultados positivos.

Varias investigaciones han demostrado que los juegos en línea no son necesariamente problemáticos y que pueden jugar un papel importante para reducir la sensación de soledad y promover la adaptación a un nuevo estilo de vida.

Por último, también hay que decir que, como atestiguan algunos investigadores, el juego online es menos peligroso que otros tipos de comportamiento (como el consumo de sustancias o los atracones de comida) para controlar las emociones negativas como el estrés, la ansiedad y la depresión.

Sin embargo, también es importante reflexionar sobre el hecho de que un aumento en la participación en los juegos en línea y/o fuera de línea también puede tener implicaciones no tan beneficiosas y poner a alguien en riesgo de desarrollar un comportamiento de juego problemático o una adicción conductual real.

¿Cuándo se puede producir una adicción a los videojuegos?

El prolongado período de aislamiento al que todas las personas han sido sometidas, la transformación de un abanico considerable de actividades al modo “online”, la falta de contactos sociales “vivos”, el miedo / ansiedad o la incertidumbre relacionada con el futuro, las repercusiones sociales y las condiciones económicas de la pandemia pueden comprometer o solidificar estilos de vida poco saludables o desadaptativos, dar lugar a adicciones patológicas a la tecnología o formas de dificultad de reajuste cuando se mitiga / evita la crisis del COVID-19.

¿Qué hacer para evitarlo?

Puede pensar en “desintoxicarse” empezando a distanciarse  o desconectarse de los distintos dispositivos y consolas. Se recomienda comenzar con breves momentos para aumentar lentamente el intervalo de tiempo. El uso de dispositivos tecnológicos puede ser reemplazado por actividades alternativas como la lectura, los juegos de mesa, la búsqueda de nuevos pasatiempos, ¡pero también por momentos de “ocio” saludables.

Evaluar la posible presencia de la adicción a los videojuegos puede no ser fácil en el contexto general de los hábitos de vida que impone la pandemia (efecto sobre el sueño, uso de juegos para regular el estado de ánimo, deterioro laboral o social). Pero, en caso de duda, consulte a un médico especialista en adicciones.

Preste especial atención al hecho de que el aislamiento prolongado, la transformación a formato digital de la mayoría de las actividades y la reducción de las diversas formas de socialización podrían tener el efecto de factores “desencadenantes” en marcos que, antes de la pandemia, podrían considerarse problemáticos pero no patológicos, dando lugar a formas de verdadera adicción.

Una consideración adicional que debe hacerse es que, si algún individuo desarrolla, aumenta o recae en formas de juego “enfermizas” (para manejar el estrés del aislamiento, por ejemplo), la posibilidad de manejo psicológico plantearía un problema adicional. El aislamiento prolongado podría dificultar el proceso de pedir ayuda. En estos casos, es inevitable considerar la posibilidad de recibir apoyo psicológico “online”, como una forma de “acceso” a la relación de ayuda para transformarse en un contacto “cara a cara” en un momento posterior.

Además de esto, considere ampliar la gama de opciones de juegos que tiene a su disposición, puede elegir juegos que fomenten la actividad física y la interacción social en términos de colaboración colectiva. Todo esto podría ayudarlo a prevenir.

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